Narrativas transmedia
- María Celeste Marrocco
- 17 abr
- 5 Min. de lectura
Actualizado: hace 6 días
Universos en expansión constante

María Celeste Marrocco
Resumen
En la actualidad, la forma de contar historias atraviesa una profunda transformación. Las audiencias, otrora pasivas, han asumido un rol activo que demanda una narrativa capaz de expandirse más allá de los límites tradicionales. En este contexto, las narrativas transmedia surgen como respuesta a una necesidad de inmersión, participación y co-creación por parte del público. Lejos de limitarse a una adaptación multiplataforma, el relato transmedia propone una estructura narrativa distribuida en diversos medios, con múltiples puntos de entrada que se articulan en un universo complejo, abierto y en permanente desarrollo.
La transmedialidad no es una mera moda ni una estrategia comercial aislada, sino una forma de construcción narrativa en sintonía con las transformaciones socioculturales del presente. Así, conceptos como “inteligencia colectiva”, “ecología de medios” o “burbujas de ocio” permiten comprender la complejidad de los vínculos entre relato, tecnología, usuarios y tiempo de consumo. La convergencia de medios no se limita a la dimensión técnica, sino que implica una reformulación profunda de las formas de producción, circulación y recepción de los relatos.
En este ecosistema de narrativas distribuidas, el rol del prosumidor adquiere centralidad. Los públicos ya no solo reciben contenidos, sino que los interpretan, expanden, critican y reconfiguran, conformando comunidades de sentido alrededor de universos narrativos que los interpelan. El relato se vuelve, entonces, un espacio de exploración compartida, donde la participación activa es parte constitutiva de la experiencia. Lejos de amenazar la figura del autor, este fenómeno redefine su lugar, integrándolo a una dinámica colaborativa, donde las voces múltiples enriquecen la propuesta original.
Desarrollo
Las narrativas transmedia emergen en un contexto marcado por la convergencia de medios, la transformación de los hábitos de consumo y la creciente participación activa de las audiencias. Lejos de ser una simple superposición de plataformas, lo transmedial se configura como una forma compleja de narrar, que despliega un universo narrativo en múltiples soportes, cada uno con su aporte específico a la totalidad del relato.
En este nuevo ecosistema narrativo, el público ya no se limita a mirar o leer: también crea, debate, teoriza y expande. Este cambio da lugar a la figura del prosumidor, que conjuga los roles de productor y consumidor, y que encuentra en las narrativas transmedia un territorio fértil para la participación creativa. La cultura participativa, ampliamente desarrollada por Henry Jenkins, encuentra en lo transmedia una de sus expresiones más significativas.
La convergencia mediática, entendida no solo como fenómeno tecnológico sino también como transformación cultural, constituye el marco en el que se desarrollan estas narrativas. Tal como señala Carlos Scolari, los medios no desaparecen, sino que se reconfiguran y conviven, dando lugar a nuevas “especies mediáticas” que combinan lo viejo y lo nuevo. En este sentido, la narrativa transmedia puede ser vista como un emergente de una ecología de medios en permanente mutación.
A diferencia del crossmedia —donde una misma historia se adapta a distintos medios— o de las franquicias —donde diversos productos comparten un mismo universo pero sin integración narrativa—, la narrativa transmedia propone una expansión del relato donde cada pieza es autónoma, pero al mismo tiempo contribuye a una experiencia mayor. Esta característica exige al creador una planificación cuidadosa, que se materializa muchas veces en lo que se conoce como “Biblia Transmedia”.
La construcción de estos universos implica un trabajo de diseño narrativo riguroso. No se trata solo de sumar contenidos, sino de habilitar múltiples puntos de entrada, experiencias diferenciadas según los medios, y una progresión de niveles de implicación que permitan a cada usuario elegir hasta qué punto involucrarse. Desde la simple observación hasta la creación de fan fiction, los modos de participación se multiplican, configurando una trama compleja donde el relato se transforma en un proceso abierto.
La experiencia transmedia también se adapta a los nuevos modos de consumo, marcados por la fragmentación del tiempo y el uso ubicuo de dispositivos móviles. En este marco, Roberto Igarza propone el concepto de “burbujas de ocio”, que refiere a esos momentos intersticiales en los que los usuarios se conectan brevemente con contenidos diversos. Las narrativas transmedia, con sus formatos breves, múltiples plataformas y capacidad de adaptación, responden de manera eficaz a esta lógica de consumo.
El desarrollo de estas narrativas, sin embargo, no puede comprenderse sin considerar también su dimensión económica. El impulso de grandes franquicias como Marvel, Disney o Star Wars ha estado fuertemente vinculado a la monetización de productos derivados, licencias, merchandising y experiencias de marca. Pero este modelo también habilita, por su flexibilidad, la emergencia de propuestas independientes, educativas o experimentales, que encuentran en lo transmedia una forma alternativa de contar y conectar.
Desde el punto de vista teórico, el concepto ha sido trabajado por autores como Marsha Kinder, Christy Dena, Geoffrey Long y el propio Jenkins, quienes han aportado distintas miradas sobre su origen, características y potencialidades. Así, se reconocen relatos transmedia tanto en megaproducciones internacionales como en estrategias narrativas locales, en el marketing, la ficción, la educación o la divulgación.
El fenómeno ha obligado a repensar el rol del autor y el lugar del guionista. Ya no alcanza con diseñar una buena historia: es necesario imaginar un universo, prever las posibilidades de expansión, articular las distintas plataformas y contemplar la participación del público como un componente fundamental del relato. El guionista transmedia se convierte, así, en un arquitecto de experiencias, un diseñador de mundos donde la linealidad deja paso a la exploración múltiple.
En este sentido, pensar narrativas transmedia supone asumir una perspectiva que integra tecnología, teoría narrativa, diseño, experiencia de usuario y cultura participativa. Una mirada interdisciplinaria, sensible a los cambios culturales y capaz de traducirse en estrategias concretas de producción, análisis y evaluación de proyectos narrativos complejos.
En definitiva, las narrativas transmedia proponen un modelo narrativo que se aleja de la linealidad, del consumo pasivo y del soporte único, para adentrarse en un territorio de conexiones múltiples, tiempos intersticiales y experiencias compartidas. Un modelo que interpela a creadores, comunicadores, educadores y usuarios por igual, y que exige nuevas herramientas teóricas y metodológicas para su análisis y desarrollo. Comprender sus fundamentos es, entonces, una invitación a imaginar otros modos de contar, compartir y construir sentidos en la cultura contemporánea.
Conclusión
Las narrativas transmedia representan una forma de contar historias acorde a los desafíos del presente. Al proponer universos narrativos distribuidos, participativos y en expansión permanente, invitan a pensar el relato como experiencia y a repensar los vínculos entre autor, audiencia y tecnología. Comprender este fenómeno no solo permite diseñar mejores propuestas narrativas, sino también imaginar nuevas formas de crear comunidad, construir sentidos y habitar culturalmente los medios. En un mundo hiperconectado y saturado de estímulos, las narrativas transmedia nos recuerdan que contar sigue siendo un acto fundamental para entendernos y compartirnos.
Bibliografía de referencia
Marrocco, M. C. (2023). Narrativa transmedia: Estrategias para contar historias en múltiples plataformas (1.ª ed.). SB Editorial.
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