Mindfulness y educación
- Laura García Aros
- 17 abr
- 4 Min. de lectura
Laura García Aros
Resumen
En un mundo volátil, ambiguo y complejo, la educación se enfrenta a desafíos sin precedentes. Los estudiantes de hoy están rodeados de estímulos y distracciones constantes, inmersos en la velocidad vertiginosa de los eventos; un mundo abrumador que les exige nuevas habilidades para decidir con equilibrio y resolver los conflictos en forma satisfactoria. En este escenario, surge una herramienta poderosa para ayudar a los educadores y a los jóvenes a navegar por este mar de cambios y expectativas, serenamente para lograr experiencias educativas exitosas: el mindfulness aplicado a la educación.
Desarrollo
¿Qué propone esta disciplina? Mindfulness no es sólo un cuerpo de técnicas útiles para gestionar el estrés, sino que expresa una filosofía de vida que nos invita a estar plenamente presentes en cada momento, a prestar atención de manera deliberada y, sin juicios, a nuestras experiencias.
Su práctica asociada a la educación no sólo tiene el sentido de mejorar el rendimiento académico, sino de cultivar habilidades para la vida. Es una herramienta para fomentar la resiliencia, la empatía y la autorregulación emocional. Es un camino para flexibilizar las resistencias internas y abrirse al aprendizaje continuo como metodología de adaptación al cambio.
Es el arte de estar completamente presente, ya sea que estemos caminando en un parque, comiendo un bocado o resolviendo un problema matemático. En un mundo donde la multitarea y la dispersión son la norma, el mindfulness nos invita a descubrir la riqueza de cada momento.
El mindfulness ha sido objeto de numerosos estudios científicos que respaldan sus beneficios. Estos incluyen la reducción del estrés, la mejora de la concentración, el fortalecimiento de la resiliencia emocional y la promoción del bienestar general. En el ámbito educativo, el mindfulness ha demostrado ser eficaz para mejorar el rendimiento académico, reducir el acoso escolar y fomentar la empatía entre los estudiantes.
Uno de los pilares fundamentales del mindfulness es la atención a la respiración. La respiración es un ancla que nos conecta con el presente en cualquier momento y lugar. Una observación consciente de la respiración es una herramienta poderosa para calmar la mente y reducir el estrés.
Esta práctica nos invita a volvernos más conscientes de nuestros sentidos y de la experiencia sensorial en el momento presente, puede ser especialmente útil para los estudiantes, ya que le ayudan a conectarse con su entorno y reducir la ansiedad. Esta habilidad puede ser especialmente valiosa para los estudiantes que enfrentan desafíos emocionales en su vida escolar.
Al aprender a prestar atención de manera deliberada, los estudiantes pueden enfocarse más eficazmente en sus tareas y estudios, lo que se traduce en un mejor rendimiento en la escuela.
Pero no solo se trata del bienestar individual, también puede mejorar las habilidades sociales al fomentar la empatía y la comprensión de los demás.
La autorregulación es una habilidad crucial para facilitar estas relaciones, y el mindfulness puede fortalecerla. Reconocer los impulsos y tomar decisiones conscientes en lugar de reaccionar impulsivamente es un beneficio asociado a esta práctica. Esto puede tener un impacto duradero en la capacidad para tomar decisiones informadas y saludables.
El mindfulness también ha demostrado ser eficaz en la prevención del acoso escolar. Al promover la empatía y la compasión, el mindfulness puede ayudar a crear un ambiente escolar más inclusivo y respetuoso.
La resiliencia, otra gran beneficiaria de la práctica de la conciencia plena, es la capacidad de recuperarse de las adversidades. Nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida con una actitud más positiva y nos ofrece la capacidad de adaptarnos a situaciones difíciles.
En las últimas décadas, las investigaciones científicas han hecho converger conceptos de mindfulness y de las neurociencias. Los resultados corroboran que la práctica de la atención plena afecta profundamente la estructura y función del cerebro humano.
El cerebro humano es una prodigiosa maravilla de la naturaleza, y una de sus características más notables es su plasticidad. La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar y reorganizarse en respuesta a la experiencia y al entrenamiento. A través de esta adaptabilidad, el cerebro puede remodelarse continuamente a lo largo de la vida. Es en este contexto que el mindfulness emerge como una práctica que puede moldear positivamente la estructura y función del cerebro.
Otra región cerebral que se beneficia profundamente del mindfulness es la corteza prefrontal, que desempeña un papel fundamental en la toma de decisiones, la planificación y el autocontrol. Esta práctica fortalece también esta área, lo que puede explicar por qué aquellos que lo practican regularmente tienden a tomar decisiones más conscientes y a ejercer un mayor autocontrol.
Además de los efectos en las regiones grises del cerebro, el mindfulness se ha asociado con cambios en la materia blanca, que se encarga de transmitir información entre diferentes regiones cerebrales. Estos cambios pueden mejorar la conectividad cerebral y la eficiencia en el procesamiento de información.
El mindfulness puede transformar la forma en que vivimos y aprendemos. Cuando aplicamos el mindfulness en el contexto de la comunidad educativa, sus beneficios se extienden más allá de las aulas y moldean el futuro de la sociedad.
La comunidad educativa abarca a estudiantes, educadores, padres y administradores, todos con un papel esencial en el proceso educativo. Al introducir su práctica en este contexto, se crea un ambiente en el que el aprendizaje se convierte en una experiencia más rica y significativa.
Debemos destacar que los educadores también se benefician. La gestión del estrés es una preocupación común en la profesión docente. El mindfulness proporciona herramientas efectivas para manejar el estrés y prevenir el agotamiento. Además, mejora la empatía y la comunicación. Los educadores pueden desarrollar una mayor comprensión de las necesidades emocionales de sus estudiantes y mejorar su capacidad para establecer conexiones significativas en el aula.
Los administradores escolares también son alcanzados por los beneficios de esta práctica dado que puede mejorar la cultura escolar al reducir el estrés entre el personal y promover un ambiente de aprendizaje más positivo.
Además, el mindfulness puede tener un impacto en la toma de decisiones y la planificación estratégica. Los administradores que practican mindfulness pueden tomar decisiones más informadas y basadas en la atención plena, lo que beneficia a toda la comunidad escolar.
Conclusión
En resumen, al abrazar el mindfulness en la educación, estamos construyendo un futuro donde la atención plena, la calma y la libertad emocional son una parte fundamental de la vida de todos.
Bibliografía de referencia
García Aros, L. (2024). Mindfulness en las aulas. Buenos Aires: Hola Chicos SRL. ISBN: 978-987-8450-50-6
Comments